Voy en el autobús de regreso, vengo de camotilandia y no sé que rayos le pasa al tipo que viaja en el asiento de al lado; acaba de toser y el gargajo casi se le sale por entre los labios.
Acaba de sacar de su bolsillo un videojuego... viste jeans, botas caterpillar, un chaleco de mezclilla, O.o y un paliacate café decolorado con diseño de camuflaje; ni siquiera sospecha que voy escribiendo acerca de él. está gordo y su codo está en mi antebrazo cosa que me comienza a molestar... ah! se me olvidaba: a pesar del aire acondicionado suda y suda... y tose y suda...
Parece tener treinta y tantos años, eso si, todo lo que come es de dieta y trae un litro de agua natural.
ya me resigné a pasar junto a este tipo las próximas horas... pero mientras lo soporto voy pensando que en realidad parece un... parece un adolescente.
Sí, por muy ilógico que parezca la adolescencia pareciera no querer despegarse de ciertos individuos que pululan por el mundo, aunque en realidad esta etapa de su vida no corresponde a su edad actual. ¿Qué rayos nos está pasando?
En la época de los abuelos se casaban a los dieciséis y ya se responsabilizaban por mantenerse solos, por conseguir trabajo, y por otras muchas cosas a las que todos debiéramos aspirar.
¿qué será de éstos adultescentes cuando lleguen a los sesenta?
Líbera nos Dómine
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1 comentarios:
^^
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